La tormenta había durado semanas y no amainaba… la embarcación mostraba los daños producidos por los embates de un mar feroz amplificados por su propio descuido, pues el cansancio, el tedio y el frío les impedía ejecutar las acciones que los llevaría al puerto. Todo se veía negro en una noche cada vez más cerrada y el agua había empezado a colarse por todos lados.
Fue en esta situación en la que ella creyó ver un salvavidas, se aferró como si de eso dependiera su vida, llena de un miedo y una rabia que le impidieron darse cuenta que este no era mas que un yunque que la hundió hasta el fondo. Ella no puede abrir los ojos bajo el agua, pero sintió una calma que necesitaba con urgencia, lejos de los truenos y relámpagos, el viento y las olas y con una sensación tibia y feliz creyó haber encontrado el lugar que buscaba… Fue feliz por estar ahí, se imagino entre peces de colores en un hermoso mar tropical… atrás había quedado la tormenta. Se dejó acariciar por suaves brisas marinas, las que también devolvió cariñosamente. Pero tuvo que salir a respirar.
Asomó la cabeza y tomó una gran y dulce bocanada de aire, abrió los ojos y vio un día soleado como tantos otros que había tenido antes de la tormenta. También vio a su hombre anclado en el mismo lugar en el que lo dejó… arreglando el barco, y se dio cuenta de lo que había hecho…
Se dio cuenta había traicionado lo que ella más quería, que había estado cegada por una situación adversa que engañó sus sentidos… que se dejo seducir por el egoísmo y la lástima a tal punto que no había nada más importante que ella y este estado ficticio de satisfacción. La vergüenza y el arrepentimiento la abducieron en los días siguientes, y todavía contaminada por la presión submarina urdió una red de mentiras con la que intentó ocultar sus dedos morados y subió nuevamente al barco del cual nunca debió haber bajado. Se entregó por completo a ayudar a su hombre con los arreglos del barco y se sintió completa.
Desde la proa vio el reflejo en el fondo marino, donde ella había estado tan a gusto, observó detenidamente buscando algo a lo cual aferrarse, pero todo lo positivo y bueno era solo en relación a su hombre, entonces la embargó una aguda sensación de tristeza que se contraponía con la inmensa alegría y gozo que le producía estar nuevamente entre los suyos… se sintió segura otra vez consigo misma y como la mujer entera que es admitió el error más grade de su vida y se entregó a su destino frontal y humildemente.
El daño hecho fue tremendo. Una nueva tormenta se vino… 10 veces peor que la anterior, llena de odio, engaño, culpa, vergüenza y arrepentimiento que zamarreó violentamente el barco y a sus tripulantes, nuevamente estuvieron al borde del descalabro, pero en esta situación en ambos, hombre y mujer, nació algo que creían perdido, algo que creían ya no poseer… algo que de tanto ver había desaparecido. Se amaban por sobre todas las cosas… y sin pensarlo se dieron la mano y ajustaron los nudos, maniobraron juntos por los amenazantes arrecifes que amenazaban con hundirlos. Al final sortearon exitosamente la segunda tormenta… y se vieron el uno al otro como nunca se habían visto… se vieron fuertes juntos, queridos y respetados como las almas gemelas lo son.
Ahora tienen un mejor barco y están mejor preparados para los nuevos embates, por que si bien hoy hace un día hermoso, nuevas tormentas llegarán. Pero siguen siendo dos, o mejor dicho tres… y con una seria intención de ser 4…
1 comentario:
Como aficionado a la metereología, valoro y admiro el coraje para sobrellevar esta tormenta. Asimismo, espero aprender de estos fenómenos ya que nunca he estado en uno, sólo en pequeños temporales.
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