
Retomando lo que dejé enunciado en el post anterior, quiero profundizar un poco en un concepto-postulado-fenómeno, no como científico ni pensador, y menos como esotérico, solo como una persona común y corriente que quiere dejarle un mundo mejor a nuestros hijos.
El planeta tierra posee un campo electromagnético entre el suelo y la ionosfera, y como todo campo tiene una resonancia: la Resonancia Schumann. Esta resonancia actúa como marcapasos de la tierra y como dato técnico, esta resonancia vibra mas o menos estable en orden de 7,83 pulsaciones por segundo, en la misma frecuencia que las ondas cerebrales de los seres humanos y de todos los mamíferos en general. Esta relación es tan fuerte que en las naves espaciales tiene que ir un simulador Schumann para que los pobres no se vuelvan locos.
Este palpitar se ha mantenido estable y la vida se ha desarrollado en equilibrio, pero a partir de los 80 esta frecuencia se aceleró, trayendo consigo desordenes climáticos, actividad volcánica, crecimiento de tensiones y conflictos en el mundo y un aumento general de conductas erróneas y enfermedades mentales en la gente. Y es por esta situación que la idea de que todo pasa más rápido no es solo ilusoria, sino que tiene una base real. Este trastorno se produce por la Resonancia Schumann.
Entonces mi sensación de que todos y todo estamos sintonizados no es pura idea, si no que tiene una relación científica comprobable, y que este mundo es un súper organismo vivo y que la humanidad y el planeta formamos una única identidad, como los mismos astronautas declaran desde sus cápsulas en la fría nada.
Entonces, nuestro mismo estrés está enfermando la tierra. Es esta misma cultura dominante que nos obliga a ser cada día más competitivos y eficientes la que nos está llevando a la locura global.
Claramente hay un potencial inimaginado en nuestra capacidad colectiva de pensamiento, en una sociedad que nos obliga a ser cada vez más individualista, por lo mismo, lo que nos queda es salir y conocer a nuestros vecinos, conversar con ellos y ver nuestros puntos en común, llevar una vida más tranquila y enseñarle más cosas a nuestros hijos, a ver si en una de esas retomamos el equilibrio antes que Gaia se tome la molestia por nosotros…
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